miércoles, 29 de octubre de 2008

De cine por Valladolid

Este fin de semana fue de Seminci vallisoletana y a pesar de la desastrosa organización que este año exhibe el festival (un caos indigno de un certámen de este nivel y más propio de un cine-fórum tercermundista), siempre resulta un placer para los que nos gusta tanto ver cine, estar en un festival viendo películas durante todo el día, respirando el ambiente cinéfilo, escuchando a los protagonistas en muchos casos, en fin empapándose y viviendo el cine. Y viendo películas que dificilmente estarán presentes en el circuíto comercial. Las pinceladas de lo que ví: "New Dominican York", un extraordinario documental sobre la dureza de la inmigración (en este caso dominicana en Nueva York) y lo que conlleva de dolor y dificultad. "Bella", un cuento mexicano sobre el amor a la vida y a la esperanza. "Más tarde comprenderás", una dura y lenta búsqueda de un pasado ocultado y doloroso. "Cerezos en flor", otra fábula del tiempo perdido y la necesidad del "carpe diem". En definitiva, estupendo fin de semana de cine...

Ahí van los trailers de algunas de ellas...

Bella, Alejandro G. Monteverde

Video de bellathemovie

Cerezos en flor (Kirschblüten-Hanami), Doris Dörrie

Video de WFFBKK

viernes, 24 de octubre de 2008

El cine según John Ford

"¿El cine? ¿Usted ha visto caminar a Henry Fonda? Pues eso es el cine."

John Ford


Pues aquí le vemos caminar y hasta bailar, Pasión de los fuertes (My darling Clementine), John Ford, 1946...



Video de gooder8888

sábado, 18 de octubre de 2008

El público es el que manda

Muchas veces las películas no salen como se habían previsto en un comienzo. A Billy Wilder le ocurrió esto en varias ocasiones y una de ellas fue en una de sus más aclamadas y reconocidas películas, "El Crepúsculo de los dioses"(Sunset Boulevard). Su famosísimo y celebrado comienzo con William Holden flotando en la piscina que nos comienza a contar la historia de su asesinato no era la idea primera de Wilder, de hecho se rodó otro comienzo de la película, pero después de un primer pase de prueba con público se cambió ese inicio por el que todos conocemos y que ha pasado a la posteridad como uno de los más originales de la historia del cine. El otro, el desechado, comenzaba con un coche fúnebre que llevaba el cuerpo de William Holden hasta el depósito de cadáveres. Allí le dejaban en una sala junto a otros cuerpos todos cubiertos con sábanas. En el momento en el que se apagaban las luces y salían los celadores, los muertos se ponían a hablar unos con otros, y era así como el personaje de Holden empezaba a contar su historia. El pase previo con público lo hizo la Paramount en una sala de Evanston, Illinois. Con la escena inicial, cuando los cuerpos empiezan a hablar en el depósito de cadáveres la gente empezó a reirse. Wilder se sorprendió, pero las risas iban en aumento con lo que acabó abandonando la sala y se quedó sentado en las escaleras que conducían a los lavabos. "Fue uno de los peores momentos de mi vida", dijo. Bajó por la escalera una señora que también había abandonado la sala y le dijo: "¿Ha visto alguna vez algo tan malo?", a lo que Wilder contestó "Nunca". Y se puso a pensar en como volver a rodar la secuencia inicial.

Esta es la transcripción exacta de las páginas del guión original fechado en diciembre de 1948, con la escena del prólogo en la morgue que sería eliminado tras el primer visionado:


EL CREPÚSCULO DE LOS DIOSES

Charles Brackett
Billy Wilder
D. M. Marshman Jr.

21 de diciembre de 1948

SECUENCIA A
A-1 Empezar la película con el letrero: SUNSET BOULEVARD, estampado en el bordillo de una acera. En la alcantarilla hay ojas secas, papeles, cerilla quemadas y colillas. Primera hora de la mañana.
La cámara se aleja del letrero y se mueve hacia el este, el asfalto gris de la calle ocupa la pantalla. Conforme aumenta la velocidad a 65 kms/hora, pasan a modo de flash demarcaciones de tráfico, flechas blancas, advertencias de límite de velocidad, bocas de alcantarilla, etc. Superpuestos sobre todo esto se ven los titulos de crédito, al estilo del letrero del bordillo.
Después del último título, barrido hacia arriba a la parte trasera de un vehículo en movimiento.
Es un coche fúnebre negro. En la matrícula pone: CALIFORNIA, 1949- junto a un número. El marco de metal de la matrícula tiene un sello con las palabras LOS ANGELES.
Barrido hacia arriba. La palabra JUEZ DE INSTRUCCIÓN aparece pintada en la parte trasera del coche fúnebre.

FUNDIDO A:
A-2 El coche fúnebre del juez baja por un callejón hasta el depósito de cadáveres del condado.
Se detiene ante una verja cerrada de acero enrejado. En la pared hay un letrero: TOQUE LA BOCINA. El conductor la toca. El celador abre la verja. El coche fúnebre entra a:

A-3 un tunel y de ahi a

A-4 un patio pequeño
El coche fúnebre da marcha atrás hasta una plataforma de descarga y se vuelve a oir la bocina. Dos celadores vestidos de blanco salen del depósito mientras el conductor y un agente somnoliento se bajan del coche fúnebre.
Los celadores abren la puerta trasera del vehículo y sacan una camilla de hospital en la que yace un cadáver cubierto con una sábana marrón. Sólo se pueden ver los pies del cadáver, con unos calcetines de algodón barato y mocasines desgastados. Están empapados. Barrido con los pies mientras la camilla es conducida a una sala pequeña cerca de la entrada del edificio hasta detenerse.

FUNDIDO A
A-6 EL DEPÓSITO DE CADÁVERES
Un celador lleva el cadáver de Gillis a una sala enorme, vacía y sin ventanas. Junto a las paredes hay unos veinte cadáveres cubiertos con una sábana en una fila de mesas de autópsia con ruedas con números grandes pintados en las paredes sobre cada mesa. El celador lleva a Gillis hasta un espacio vacío. Mientras pasa, los pies de los otros cadáveres se estiran debajo de las sábanas: pies de hombre, pies de mujeres, de niños, dos o tres de negros... con una etiqueta colgando de cada dedo gordo del pie izquierdo.
El celador sale y apaga la luz. Por un instante, la sala se queda en penumbra. A continuación, cuando la música alcanza una fase más astral, un brillo extraño emana de los cuerpos cubiertos. La larga fila de etiquetas se balancea por la corriente de aire del sistema de ventilación.

(Nota: Las voces en la siguiente escena tienen un tono apagado peculiar)

VOZ DE HOMBRE: No temas, somos muchos. No pasa nada.
GILLIS: No tengo miedo.

No mueve la cabeza, pero gira los ojos lentamente hacia la mesa de al lado. En ella, bajo una sábana medio transparente, yace un hombre grueso de unos 60 años. También tiene los ojos abiertos y dirigidos hacia Gillis.

HOMBRE GRUESO: ¿Cómo murió?
GILLIS: ¿Qué importa?
HOMBRE GRUESO: Yo, de un ataque al corazón. Me iba a jubilar en Los Ángeles. Me había quedado una pensión de la Seattle Trust Company y un bonito bungalow, todo listo. El agente estaba apunto de enseñarme el aguacate cuando ocurrió.
GILLIS: Una lástima.
HOMBRE GRUESO: Afortunadamente, no había firmado el contrato.

Hay una pequeña pausa.

GILLIS: Yo me ahogué.

En una mesa junto a la pared de enfrente yace un niño rubio de once años, con la cara hinchada. La cara del niño también se ve a través de la sábana transparente.

NIÑO: Yo también. Me ahogué. En el embarcadero de Ocean Park. Lo único malo es cuando intentas no tragar. Si abres la boca y dejas que entre, no duele.

Debajo de otra sábana yace un negro fornido.

NEGRO: ¿No sabrá si Satchel Paige derrotó a los White Sox ayer?
GILLIS: No, imposible. Morí antes de que repartieran el periódico.
NEGRO: ¡Mecachis! Llevaba naranjas desde San Berdoo y sintonicé los resultados del beisbol cuando me golpeó. Una señora en un Chevy cupé que acabó destrozado y volcado. Uno se cree a salvo en un camión de dos toneladas. ¡Ja,ja! Salió a gatas y se encendió un cigarrillo, y yo ahí muerto en el cruce, rodeado de naranjas.
NIÑO: Ojalá vengan mis padres a recogerme.

Bajo otra sábana yace una mujer de mediana edad.

MUJER: Vendrán. No te preocupes.
NIÑO: ¿Cree qué estarán enfadados conmigo?
MUJER: No. Vendrán a buscarte y traerán flores, y te llevarán a un lugar soleado y verde y te arroparán para que sueñes con los angelitos.
HOMBRE GRUESO: Debería haber más socorristas, con los impuestos que pagamos.
(A Gillis) ¿Dónde se ahogó? ¿En el océano?
GILLIS: No. En la piscina.
HOMBRE GRUESO: ¿Un tipo fuerte como usted?
GILLIS: Bueno, tenía algún agujero de más. Dos en el pecho y uno en el estómago.
HOMBRE GRUESO: ¿Le asesinaron?
GILLIS: Sí, me asesinaron.

Los ojos del hombre grueso se dirigen hacia una esquina de la sala.

HOMBRE GRUESO: (Confidencialmente). Al número diecisiete también. Un hombre interesante. Me dijo que era corredor de apuestas. Trabajaba para un sindicato del Este. Empezó a hacer apuestas por su cuenta, y enviaron a un par de tipos de Chicago. Me pregunto si la policía lo averiguará algún día.
GILLIS: Nunca averiguarán lo mío. (Con la sombra de una sonrisa irónica). Tendría gracia, estar aquí como un puzzle revuelto, con la policía y los columnistas de Hollywood intentando reconstruir lo sucedido.
HOMBRE GRUESO: ¿Hollywood? ¿Trabaja en el cine?
GILLIS: Sí. Llegué en el 45, quería comprarme una piscina. Y vaya si me la compré. Aunque resultó que había sangre...



Pues ahora veamos el comienzo que lo sustituyó y que se ha convertido en uno de los más célebres de la historia del cine, El crepúsculo de los dioses (Sunset Boulevard), Billy Wilder, 1950...



Video de felixxxx999

domingo, 12 de octubre de 2008

Cine & Son


Jorge Perugorría, Vladimir Cruz, Alice de Andrade, Mirtha Ibarra, Juan Carlos Tabío
(foto Papagena)


El jueves tuvimos la suerte de presenciar (dentro del festival Vivamerica que se celebró esta semana en Madrid), una charla-encuentro-diálogo-conversación con los actores cubanos: Jorge Perugorría, Vladimir Cruz, Mirtha Ibarra y el director Juan Carlos Tabío, moderados por la realizadora brasileña Alice de Andrade. Risas, recuerdos, anécdotas y cine. Todos ellos estuvieron menos parlanchines de lo esperado, pero aún así el encuentro valió la pena. Tabío fue el que más habló de cine. Desde lo que cuesta poner en marcha una película, hasta su consideración de que la película es un vehículo de comunicación (o provocación), entre el director y el espectador, de manera que cada película se inicia de verdad en el momento en que el espectador se pone a verla, y cada película es distinta para cada espectador, porque nadie reacciona igual ni siente lo mismo. Reconoció entre los cineastas que admira y le inspiran a Buñuel y Berlanga. Del cine norteamericano le interesaron Altman y Bogdanovich, pero piensa que desde finales de los sesenta en Hollywood siempre se hace la misma película como si se trabajara en serie. También dijo entre sonrisas que el western y el bolero no se pueden tomar nunca en serio. Para los actores quedaron las anécdotas y los momentos más emotivos, como cuando todos ellos recordaron sus sensaciones la noche del estreno en La Habana de Fresa y Chocolate, película que cambiaria sus vidas y que supuso un antes y un después en el cine cubano y probablemente en todo el cine hispanoamericano. En definitiva, una estupenda velada hablando de cine a ritmo de son cubano.


Fresa y Chocolate, (Tomás Gutiérrez-Alea y Juan Carlos Tabío,1993)


Video de agonizzer

martes, 7 de octubre de 2008

El tren que ya estuvo en Yuma

Ahora que tenemos en los cines la estupenda película "El tren de las 3:10" de James Mangold con Russell Crowe y Christian Bale, yo sin embargo quiero recordar que antes de que Russell y Christian cogieran el tren para Yuma, en 1957 ya lo habían cogido Glenn Ford y Van Heflin en el clásico de Delmer Daves rodado en bellísimo blanco y negro y con tanta brillantez y fuerza como el estupendo remake que tenemos ahora en las carteleras. De hecho, aunque la acción está más desarrollada con la nueva versión (el western de Daves es de los de caracter psicológico), la brillantez de su guión ya se encontraba integramente en la primera película, y como muestra este botón del maravilloso diálogo que mantienen Glenn Ford y Felicia Farr (el forajido Ben Wade y la camarera Emmy), que no aparece en el nuevo film...


- ¿Volverás a Bisbee alguna vez?
- No creo
- Ya lo suponia
- No me quedo mucho tiempo en ningun sitio. ¿Te importa?
- Claro que sí ¿Qué puedo hacer? Tú te vas y yo me quedo.
Pero no me quejo. Así tengo algo para recordar.
- Yo también
- Es curioso, puedes ver a ciertos hombres durante 10 años y nunca reparas en ellos, y a otros los ves una sola vez y no los olvidas jamás.



...Y ahora los vemos, El tren de las 3:10, Delmer Daves, 1957...


Video de quixotando

EL TREN DE LAS 3:10
(3:10 to Yuma)
USA. 1957
Columbia Pictures
Director: Delmer Daves
Productor: David Heilweil
Director artístico: Frank Hotaling
Guión: Halsted Welles (basado en la historia de Elmore Leonard)
Música: George Duning
Fotografía: Charles Lawton Jr.
Reparto: Glenn Ford, Van Heflin, Felicia Farr, Leora Dana, Henry Jones, Richard Jaeckel, Robert Emhardt, Sheridan Comerate, George Mitchell, Robert Ellenstein, Ford Rainey
B/N. 92 minutos.