Quien no haya visto El tercer hombre de Carol Reed, que no siga leyendo...
Pocas películas tienen un final tan abrumador como esta. Un final que pasa de ser feliz a desconcertante en el último plano. Joseph Cotten (uno de los actores más elegantes que haya habido nunca) esperando que llegue Alida Valli ante la mirada escéptica de Trevor Howard. El plano fijo en una perspectiva infinita en la que ella se acerca desde el cementerio donde acaban de enterrar a Harry Lime (Orson Welles como uno de los malos más malos y a la vez más hechizantes de la historia del cine). Todo ello adornado con la fabulosa música de la cítara de Anton Karas. Y cuando nos estamos preparando para el reconfortante final donde el chico (y más si es Joseph Cotten) se queda con la chica, Alida Valli pasa de largo dando uno de los más rotundos plantones que hayamos visto nunca. No les vemos los rostros de cerca pero los gestos nos lo dicen todo. Nos llega la sorpresa, el desencanto y la resignación con la que Cotten se enciende ese último cigarrillo y la altivez y el orgullo con el que Alida desaparece por delante de la cámara. Decía un crítico que sólo las grandes películas tienen grandes finales y aquí nos queda muy claro que estamos ante uno de los mejores.
El tercer hombre, Carol Reed, 1949
Video de pencilpusher30
14 comentarios:
Pues yo he seguido leyendo porqué la he visto dos veces, pero la última vez debe hacer 20 años + o -
Lo que quiere decir que me obligará ud . Mr. Ripley a volver a visionarla?
saludos
Buenismo!!!!! Me encanta esta peli!!! De las mejores!!
Saludos!!
Uff hace siglos que vi esa peli.
Tendrîa que volver a verla.
No obstante, sigo leyendo a ver se me refresca la memoria...
Saludos
Hace tanto que la vi que ya ni la recuerdo... Sí, se impone un nuevo visionado (y hasta entonces me abstengo de leer el texto).
PD: Acabo de ver el trailer de Pagafantas de la columna... Jajajaja... Tiene que estar divertida, sí. :)
Vaya, Ripley, ¡qué buen tino has tenido al recordar esta peli! La he visto tantas veces que me sé los diálogos de memoria, casi. Y los planos y la música,¡Qué música!
Es un final desconcertante pero lógico. Y técnicamente impecable.
Fascinante tu manera de describir ese final, conseguiste con tus palabras que las imágenes regresaran a mi cabeza.
Siempre que en una conversación ha aparecido el tema Welles y el famoso debate sobre su mejor película suelo quedarme sola, porque a mí, las que más me gustan de Welles no son las que tienen más reconocimiento, y entre ellas, siempre cito, aunque sea una película de Reed, “El Tercer Hombre”, no por querer quitarle el mérito al director, sino porque para mí, esta es una película de Welles.
Un saludo
Uno de los mejores finales de la historia. Lo que ella siente por él lo refleja perfetamente el paisaje invernal. Esos árboles sin hojas ya sabían que ella iba a pasar de largo...
Saludos!
Vuelvan a revisionarla todos aquellos que no la hayan visto recientemente que me lo agradecerán, porque es una de las grandes películas de la historia del cine. Es cierto que esta película tiene un "toque Welles" inconfundible, y también es cierto que el final no es tan sorprendente como parece, y se ve venir por la relación que Cotten y Valli han tenido a lo largo de toda la película. Como dice bien Ethan, esas hojas que caen en la crudeza del invernal paseo dicen mucho de los sentimientos de la Valli para con Cotten... y es que Harry es mucho Harry...
Saludos orsonwellianos a todos :-)
El final es genial, pero donde esté la aparición estelar de Harry poniendo cejitas con el gato... es el malo más adorable de la historia del cine junto con Don Vito Corleone. No me extraña que Alida no le haga ni caso a Joseph Cotten :P
Muy bonito, Papagena, viva el malo malísimo y al bueno que le zurzan, jejeje
Digo lo mismo que con la escena del espejo de Wilder: en detalles como estos es como se demuestra si uno tiene o no talento. Qué distinta sería la película con una escena final lacrimógena, con Cotten declarando su amor y Valli renegando de él. Mejor así: el oficial británico ya ha advertido a Cotten de lo vano de sus esperanzas, pero queremos creer con él que lo va a conseguir. Pero claro...
El momento más especial de la película, con permiso de Welles y su monólogo en la noria.
Coincido contigo, CC, es en esas escenas más sencillas, sin alaracas ni pirotecnias, donde muchas veces se consigue tocar la tecla que convierte al cine en arte...
Aunque no tenga nada que ver, pero ¿qué hay del final de El Apartamento, en el que Jack Lemmon y Shirley MacLane se sientan a jugar a las cartas? Nada de achuchones ni abrazo final ni chorradas...
Uno de los mejores finales de la historia del cine, desde que Shirley sale corriendo del Chino hasta que llega a jugar al cinquillo con Lemmon...
Chapeau!
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