“Recuerdo que de niño me llevaban al cine –mi padre, mi madre o mi hermano- y que mi primera sensación fue la de penetrar en un mundo mágico: la alfombra mullida, el olor de las palomitas de maíz frescas, la oscuridad, la sensación de seguridad y sobre todo de estar en un santuario: todas estas cosas evocan en mi memoria una iglesia. Un mundo de sueños. Un lugar que provocaba y agrandaba nuestra imaginación. La primera imagen de cine que recuerdo es la de un tráiler de una película de Roy Rogers. Montado en su caballo Trigger, se le veía saltar por encima de un tronco . Pero la primera película de la que recuerdo el título es Duelo al sol (Duel in the sun, King Vidor, 1946). La tranquilizadora oscuridad de la sala fue desgarrada de pronto por una explosión extravagante de colores vivos, seguida de muchos disparos: los créditos iniciales de la película. Era en 1946, yo tenia cinco años. Fue una gran experiencia sensual: la intensidad salvaje de la música, el Technicolor de “tres bandas”, la sensación del espacio (como sólo King Vidor podía recrearla), la utilización de los planos matte (cuadros) y, finalmente, el “duelo al sol” en sí mismo, todo era abrumador. Recuerdo haberme tapado los ojos, amedrentado, durante la secuencia final, mientras estalla la música sobre el fundido encadenado de Jennifer Jones a caballo, que da paso a un sol cegador de un amarillo casi blanco, mientras los dos amantes se acribillan y luego, tras la ascensión de Jennifer Jones, mueren uno en brazos del otro. La calidad alucinatoria de la estampa jamás ha disminuido, después de tantos años. Creo que esta experiencia me marcó para siempre.”
Martín Scorsese en Cahiers du Cinéma, número 500
Martín Scorsese en Cahiers du Cinéma, número 500
Duelo al sol (duel in the sun, King Vidor, 1946), sólo he encontrado esta versión doblada, sirva de homenaje a la recientemente fallecida Elsa Fábregas...
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