lunes, 27 de julio de 2009

Y John Wayne se quedó sin la chica

Sólo para aquellos que hayan visto El hombre que mató a Liberty Valance, John Ford, 1962...

Sin la chica, sin la fama, sin la casa y sin la felicidad. Lo perdió todo a pesar de ser el hombre que mató a Liberty Valance. Leí una vez a un crítico que los personajes perdedores resultan mucho más fascinantes para el espectador que los ganadores. Una visión romántica que en este caso es muy cierta, puesto que el Tom Doniphon de Wayne nos cautiva mucho más que el formal, serio y afortunado personaje de Stewart, que es el que se queda con una chica que en el fondo no le quiere, una fama que en el fondo no le pertenece y una felicidad que no es tan grande como parece. Sólo un director como John Ford podía construir una película tan majestuosa para hablar del amor, del valor, de la amistad, del honor, de los sentimientos. Y sólo un actor de la categoría de Wayne podía representar con esa autoridad a un protagonista que se queda sin chica, sin fama, sin amor y sin felicidad a pesar de haber sido el hombre que mató a Liberty Valance...


Video de bluegardeniaDXC

lunes, 20 de julio de 2009

Él nos llevó a la luna

Hoy hace cuarenta años que el hombre pisó la luna. Pero muchos años antes (1902) Georges Méliès ya nos había llevado hasta allí en su famoso viaje. Méliès es una de las personalidades más fascinantes de la historia del cine. Nacido en París, muy pronto demostró una inquietud viajera y artística que le llevó a desarrollar múltiples oficios, desde reportero a dibujante, hasta acabar comprando el teatro Houdin del que era un visitante asiduo. Allí llevará a cabo sus espectáculos de teatro-ilusionismo en los que participaba como actor y director y que fundamentarán su posterior obra cinematográfica. Méliès asistirá como espectador a la histórica sesión del 28 de diciembre de 1895 donde los hermanos Lumière presentarán su invento cinematográfico. Méliès queda tan fascinado que ante la imposibilidad de comprarles la máquina construye la suya propia, con la que realizará sus películas en el teatro Houdin. Y así será como los hermanos Lumière inventan el cine, pero es Méliès el que lo convierte en una fábrica de sueños. Tenía que ser un ilusionista como Méliès el que se diera cuenta de todas las posibilidades que brindaba el nuevo invento. Todos sus trucos de mago se pusieron al servicio de sus películas convirtiéndolas en el vehículo para su fantasía desbordante. Todavía vistas hoy, sus películas conservan ese cautivador fulgor de teatro de magia. Y de todas ellas, el Viaje a la luna se convirtió sin duda en la más famosa. El monopolio de las grandes compañías arruinó su carrera y acabó regentando un pequeño quiosco de juguetes en la estación de Montparnasse, donde le encontró Druhot recuperándolo para la memoria y el agradecimiento colectivo. Bien se lo merecía el hombre que metió en su chistera la máquina de los Lumière y la sacó convertida en una gran caja de sueños.


Video de mejillahyde

viernes, 10 de julio de 2009

Finales de película




Quien no haya visto El tercer hombre de Carol Reed, que no siga leyendo...


Pocas películas tienen un final tan abrumador como esta. Un final que pasa de ser feliz a desconcertante en el último plano. Joseph Cotten (uno de los actores más elegantes que haya habido nunca) esperando que llegue Alida Valli ante la mirada escéptica de Trevor Howard. El plano fijo en una perspectiva infinita en la que ella se acerca desde el cementerio donde acaban de enterrar a Harry Lime (Orson Welles como uno de los malos más malos y a la vez más hechizantes de la historia del cine). Todo ello adornado con la fabulosa música de la cítara de Anton Karas. Y cuando nos estamos preparando para el reconfortante final donde el chico (y más si es Joseph Cotten) se queda con la chica, Alida Valli pasa de largo dando uno de los más rotundos plantones que hayamos visto nunca. No les vemos los rostros de cerca pero los gestos nos lo dicen todo. Nos llega la sorpresa, el desencanto y la resignación con la que Cotten se enciende ese último cigarrillo y la altivez y el orgullo con el que Alida desaparece por delante de la cámara. Decía un crítico que sólo las grandes películas tienen grandes finales y aquí nos queda muy claro que estamos ante uno de los mejores.


El tercer hombre, Carol Reed, 1949


Video de pencilpusher30

viernes, 3 de julio de 2009

Amar el cine




"Los chavales de mi barrio éramos unos privilegiados. Teníamos el Retiro a un metro, como Méliès la luna, y todos los cines del mundo. Narváez, Ibiza, Sainz de Baranda, Salamanca, Tívoli, Alcalá, Argel, Becerra, Universal, Ayala, Alcántara... Era tanto como tener el mercurio de la vida en la palma de la mano. También en Madrid había otros cines, de reestreno, de barrio, con terraza de verano, cines mañaneros... Fuí a todos. Guardé las entradas de todos. Todas aquellas salas, por tres pesetas, por dos pesetas,te ponían el mundo en las manos y barrían la soledad de tu alma. Las ciudades con cines apenas necesitan ir al psiquiatra. Las ciudades con cines viajan siempre a través del tiempo y se mueren menos. Y una última cosa. Hace un millón de años, cuando yo era pequeño, aunque los cines hubieran echado el cierre y apagado sus luces tras la última sesión, toma nota: pasar de madrugada junto a la más humilde sala de barriada te daba seguridad, sentías cobijo y amor. Cerca de un cine no podía pasarte nada malo."

José Luis Garci, Sólo para mis ojos, Notorius ediciones y Nickelodeón dos, 2009.



Cinema Paradiso, Giuseppe Tornatore, 1989...


Video de cleberre